jueves, 22 de febrero de 2018

PAN Y FILOSOFÍA





Ayer tuve la suerte de asistir a la presentación del libro "Contrapensamientos" de mi amigo Emilio Porta, a quien no veía desde hacía un tiempo demasiado largo.
La presentación tuvo lugar en la Asociación de Escritores y Artistas y Españoles y fue un acontecimiento cultural de lo más grato e interesante, por la calidad del autor y de los presentadores, de quienes destaco a mi amigo Enrique Gracia Trinidad y a su mujer, Soledad, que al alimón, y con una gracia y originalidad poco frecuentes, hicieron una presentación modélica en la que no faltó la poesía y el humor. De antología.
"Contrapensamientos" es un libro que os recomiendo porque en él vais a encontrar muchas de las claves que ocupan, preocupan y distraen al ser humano en su lucha por darle sentido a su vida.
Yo voy a destacar de este original y extraordinario libro un pensamiento, o contrapensamiento que, bajo mi punto de vista, sintetiza el título del mismo, expresa la filosofía desde la que ha sido escrito, y revela las inquietudes vitales de su autor.
La frase, que está en la página 42, es sencilla en su enunciado y contundente en su significado. Dice así: «No conozco a ningún filósofo que no coma pan. Pero conozco a muchos panaderos que no leen filosofía».
Como veis, Emilio pone de manifiesto una de las necesidades vitales del hombre que, si pretendiéramos desarrollar, nos llevaría muy lejos, cosa que no es posible abordar aquí y ahora: alimentar su cuerpo y alimentar su espíritu. Sin embargo, mientras el pan es alimento imprescindible, lo material, la filosofía es prescindible, lo espiritual. Por tanto, mientras que la filosofía no llegue a las panaderías lo mismo que el pan llega a la casa del filósofo, soñar con una humanidad diferente es arriesgado.
Podría destacar otras frases suyas geniales, reveladoras, pero alargaría este escrito más de la cuenta, y no es esa mi intención, mi intención era hablaros de Emilio Porta, un desconocido para el gran público al que vale la pena conocer. Buscadlo en la red. Os sorprenderá.
Que tengáis un feliz fin de semana.

martes, 20 de febrero de 2018

JUEGO


La conclusión a la que llega uno cuando reflexiona sobre la atormentada historia humana es que todo es un juego, trágico la mayor parte de las veces, pero juego. O postureo.

No vale que se sepa de manera palpable que determinadas ideas están ya sobrepasadas por la historia, siempre hay quien las defiende y siempre hay quien las apoya. ¿Y cómo las defienden? Atacando la parte negativa de las ideas buenas y resaltando los aspectos positivos de las malas como medio para justificar el juego. Juego, por cierto, del que viven. Y así vemos como el separatismo, que es malo de raíz, lo defienden y apoyan millones de personas por el mero hecho de haber nacido en un determinado territorio y tener una lengua propia que no es propia, sino que forma parte de la cultura humana. Que es de todos.

Esta defensa de "lo propio" frente a lo que se considera "ajeno", ha generado conflictos que se han llevado por delante millones de vidas humanas. Y aún persiste, aún hay quien defiende este tipo de ideas. Está claro que es porque viven de ellas, no porque sean buenas para la humanidad, no son buenas ni para quienes las apoyan. Está bien defender lo propio, pero no como argumento de separación o exclusión, sino como medio de mantener una forma de ser y de estar en la vida.

Cabe decir lo mismo del marxismo y el liberalismo. Si se sabe sin lugar a dudas que el marxismo es una idea buena hasta cierto punto, y a partir de ahí equivocada, solo se entiende que se siga defendiendo bajo otros nombres frente al liberalismo como forma de segur participando en un juego político que da de comer. El liberalismo es el que ha dado a la humanidad mayores cotas de libertad y bienestar social al hombre; en cambio el marxismo en sus diferentes facetas se ha convertido en una pesadilla para el hombre allí donde se ha implantado. Entonces ¿por qué se sigue defendiendo? Porque alguien se beneficia con ello.

Así que no hay duda, la lucha política es una puñetera farsa de la que viven quienes saben las reglas del juego. Que sería cómico si no fuera porque de ese juego depende la vida de millones de personas.

Quien no tenga clara esta realidad entrará en el juego de quienes se aprovechan de su inocencia para seguir medrando a su costa.

lunes, 19 de febrero de 2018

HONRADEZ




Uno de los aspectos más preocupantes de la sociedad en la que vivimos es que el concepto de HONRADEZ se ha difuminado de tal manera que ha dejado de ser la barrera que nos indica que no debemos traspasarla, la traspasamos sin que las protestas de nuestra conciencia nos pare. Lo que se está imponiendo es "el todo vale" si con ello logramos conseguir lo que nos interesa. Es decir, que si la honradez se opone a mis propósitos la sacrifico porque con ella no llego donde quiero llegar.
Esta actitud se ha impuesto en nuestra sociedad de manera muy inquietante porque afecta a todos los ámbitos de su actividad, tanto políticos, económicos, sociales, culturales, humanos y, sobre todo, personales, pues es en el ámbito personal donde la falta de honradez se concreta en actos que vemos en vivo y en directo que nos afligen, desmoralizan y angustian.
Pero donde más trascendencia tiene la falta de honradez es el ámbito político, pues afecta a la sociedad en su conjunto, y como vemos que los políticos que conforman la voluntad de la ciudadanía no actúan conforme al interés general, que sería lo honrado, sino de acuerdo con sus intereses particulares partidistas e ideológicos, que incluso delinquen para conseguir sus fines, la ciudadanía se ve inerme y perdida, pues ya no sabe en quién confiar. Y se resigna. Pero resignarse es morir.
Si la principal misión de nuestros políticos es hacer que su gestión y sus maneras de gobernar hagan posible que la sociedad sea feliz, no están haciendo bien su trabajo, lo están haciendo fatal, pues si la felicidad se alcanza queriendo lo que uno hace y no haciendo lo que uno quiere como dijo Sartre, nuestros políticos son unos farsantes, pues no están ahí porque amen a la política, están ahí porque quieren aprovecharse de ella para su interés particular.

domingo, 11 de febrero de 2018

MALDITO EGOÍSMO





Permitidme la siguiente reflexión. En la vida hay dos maneras de hacer las cosas, esencialmente dos, hacerlas bien o hacerlas mal. Tal vez me preguntéis cómo se distinguen unas de otras, porque es lo cierto que hay auténticos especialistas del camuflaje que saben embadurnar muy bien sus actos para que parezcan asumibles cuando en realidad son infumables. 

   Pues muy fácil: las cosas bien hechas son bellas y reflejan el amor con el que han sido elaboradas. Las cosas mal hechas reflejan todo lo contrario, ni son bellas ni hay amor en ellas. La pregunta no es preguntarse si estamos haciendo las cosas bien o mal, pues está claro que no las estamos haciendo bien, la pregunta es ¿hasta cuando vamos a aguantar? 

   La paradoja es que hacer las cosas bien nos proporciona satisfacción y bienestar y sin embargo las hacemos mal. ¡Si solo hace falta un poco de amor! Maldito egoísmo.