lunes, 12 de junio de 2017

DE DONACIONES Y OTRAS CAUSAS





Estos días atrás ha levantado una gran polvareda el anuncio de que Amancio Ortega, el dueño de Inditex,  iba a donar a la Administración Pública, es decir, al Estado, 320 millones de euros para la adquisición de equipos de diagnóstico contra el cáncer de última generación.  Esta  donación no es la primera que hace este exitoso empresario, pues con anterioridad ha donado diversas cantidades a las CCAA para el mismo u otros fines.
   A mí particularmente me ha llamado la atención que Podemos, este partido surgido de la indignación ciudadana  por la torpeza de los partidos tradicionales, más atentos a enriquecerse que a gobernar,  no parece sino que es el portador de las esencias éticas y morales de la sociedad desde entonces, y como no podía ser menos ha pedido que se rechace la donación, pues, ha venido a decir, es una humillación para el Estado que un particular financie las necesidades de la Administración en el ámbito de la sanidad, que lo que tiene que hacer el donante es pagar sus impuestos, como dando a entender que no los paga, y que sea el Estado el que determine cuáles son las necesidades sanitarias del país, lo cual ha tenido la respuesta a la contra de otros partidos y asociaciones y personalidades que sí están de acuerdo con la donación y la apoyan.

   Yo, un simple particular, voy a atreverme a opinar  sobre esta polémica  donación,  y  lo primero que voy a decir es que  su rechazo por parte de Podemos y las organizaciones que lo apoyan es ideológica, de eso no hay duda, pues la donación es de tradición liberal, católica y conservadora y se lleva a cabo en muy diversos ámbitos, cosa que no ocurre en los regímenes comunistas, donde el Estado controla y planifica la economía y asigna sus recursos a cada actividad y ámbito de actuación.  Pero ya sabemos por experiencia histórica que la economía planificada no  ha funcionado debido a su rigidez,   pues está basada en el control estatal de todas las actividades económicas y de los medios de producción, lo que supone mantener una estructura administrativa burocratizada  de proporciones mastodónticas, organizada de forma vertical y piramidal,  hermética a cualquier modernización o  cambio, lo que finalmente  lleva al colapso, que es lo que ha pasado en la Unión Soviética.  
   Esto no quiere decir que el sistema de libre mercado que ha adoptado el capitalismo  es la solución, pues es un sistema perverso basado en el consumismo que está acabando con los recursos del planeta y con la dignidad humana, pues su funcionamiento se basa en el lucro personal, que es como alimentar el egoísmo humano, que prima al que  dispone de capital y al que carece de escrúpulos para obtenerlo,  y el que no dispone de él tiene que pedir,  y si no tiene  lo roba, o se corrompe, o se vende, o trafica con drogas, o con armas, o forman grupos mafiosos para delinquir, o bandas criminales  organizadas para el delito. Es lo más parecido a la ley de la selva. Aun así el capitalismo funciona,  ha generado mayor bienestar social que el comunismo, ha desarrollado un sistema de derechos y libertades  que el comunismo ni ha intentado,  y la intervención estatal en la economía ha corregido razonablemente las perversiones del libre mercado.
  ¿Qué sucede? Que los que aún creen que el comunismo es una buena manera de organizar la sociedad política, social  y económicamente pese a su fracaso no admiten que el capitalismo sea mejor sistema, pues son sus víctimas –todos los sistemas las tienen- por tanto atacarán todas sus manifestaciones, y una de ellas es la donación, pues saben que solo los ricos puede donar, con sus donaciones fortalecen el estado de derecho que ellos odian y quieren destruir y porque las donaciones son de derechas. Y estando ellos en contra del liberalismo y de la Iglesia y de los ricos no van a alabar sus gestos altruistas, pues les quitaría votos y credibilidad.
De todas formas no todo es bueno en las donaciones,  nada en lo que interviene  el dinero es inocente, es, digamos, de entre lo malo, lo mejor. Ortega lava su cara, se crea una imagen, puede deducirse el 40 % de su donación, se hace publicidad gratuita, no lo da para lo que necesite la administración, lo da para comprar equipos de diagnóstico contra el cáncer sin saber si esa es la necesidad más perentoria o hay otras, luego cabe pensar que a él le interesa que se destinen a eso,  ¿por qué? No lo sabemos. Dicen que porque él superó un cáncer por disponer de medios y quiere que el Estado disponga de esos medios para los más necesitados.

   Por tanto, pese a sus inconvenientes,  rechazar de plano la donación no es razonable, pues no solo puede salvar vidas, sino que su rechazo, como he dicho antes, no es racional, sino ideológico, y si hay algo que margine de manera flagrante a la razón es la ideología.  En esta vida nada es puro ni prístino, todo tiene sus impurezas, por tanto lo que debemos hacer es analizar si el hecho beneficia más que perjudica. Y en este caso beneficia. Esto es lo que verdaderamente importa, no si la donación es interesada o no, pues en esta vida  ni siquiera el amor es puro.


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