sábado, 28 de septiembre de 2013

CARTA ABIERTA A DOS INDEPENDENTISTAS









   Queridos amigos Pere y Carmen: 

    Cuando se aborda un tema de tanta trascendencia como el separatismo no se puede contemplar sólo desde un lado, uno no puede  apontocarse en sus razones y menospreciar las de los demás. O no tenerlas en cuenta, o tildarlas de anti esto de o anti lo otro. Nos guste o no formamos parte de una realidad histórica que nos ha conformado como somos, a unos de una manera a otros de otra. Vosotros habéis tenido más suerte que los que vivimos por aquí abajo. Vosotros habéis ido siempre un paso por delante, habéis vivido la revolución industrial antes que el resto de España. ¿Hay que deducir por ello que los que viven en Extremadura, Andalucía, Murcia, etc. son mediocres, vagos o incapaces  y que los catalanes son los más listos, inteligentes y eficaces? Pues no, hay unos  responsables de la situación que ha originado el problema: la nobleza y el clero. 

   Ahí, en Catalunya, debido a su situación geográfica, se desarrolló una burguesía gracias sobre todo al comercio y los contactos con Europa, y floreció un campesinado más diverso.  En Castilla, en Andalucía, Extremadura…, no sucedió eso, estaban aisladas y en manos de los grandes terratenientes y de los caciques, dueños de los grandes latifundios que impidieron el nacimiento de un campesinado como el catalán y de una burguesía pujante como la catalana que invirtiera en el campo y en la industria, e influidos por un clero cerril y cercano al poderoso, no al débil.  

   Así, mientras la sociedad catalana empezaba a organizarse para formar sindicatos y más tarde partidos políticos de talante reformista,  partidarios de reformas sociales, en la gran mayoría del resto de España los de siempre seguían mandando y cortaban de raíz  cualquier cambio que pudiese cuestionar o poner en peligro sus enormes privilegios, su poder y su riqueza. ¿Qué cabía esperar de esta clase anclada en el pasado y defensora firme del inmovilismo?  Impulsar  el odio hacia el nacionalismo catalán que apostaba por los cambios y también por una reforma agraria que España necesitaba con urgencia, pues ponía en peligro su forma de vida. 

   Si Cataluña y el resto de España se hubiesen desarrollado de forma equilibrada  estoy seguro de que no hubiese nacido el problema que hoy nos divide. 

   En un debate en el que participaron Carmen Chacón y Felipe González, del que el diario El País (26/07/2010) se hizo eco, se dijeron cosas como estas:  

   “Cataluña es hoy uno de los sujetos políticos no estatales, llamados naciones sin Estado, con mayor nivel de autogobierno de toda Europa, gracias a la Constitución española de 1978 y a los Estatutos de Autonomía de 1979 y 2006”.

   “La Constitución y los Estatutos, como el bloque institucional básico que asegura tanto la articulación de España como la cohesión interna de Cataluña, han sido las normas que mayor apoyo social han alcanzado nunca en Cataluña”.

   “Una amplia mayoría de catalanes compatibiliza su identidad catalana y española, sin considerarlas excluyentes, con un acento mayor o menor en cada una de ellas”.

   Y concluyeron que hay una Catalunya de los que nunca han aceptado un espacio público compartido con España: la del lamento independentista y soberanista que exagera y amplifica los agravios y, cuando no existen, los inventa.

   Y una España que no confunde el griterío anticatalanista de los centralistas,  y  distingue  entre una minoría estridente de catalanes antiespañoles. 

   Por tanto, queridos amigos, yo creo que la postura razonable cuando existen disensiones entre dos que comparten algo es acercar posturas como principio, a partir de ahí lo que sea justo y más beneficioso para todos o para la gran mayoría, no para unos pocos.

   Saludos desde esta España que ama a Catalunya y al catalán.

   



  


   




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